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domingo, 26 de septiembre de 2010

38 años sin Pizarnik

"No obstante, lloras funestamente y evocas tu locura y hasta quisieras extraerla de ti como si fuese una piedra, a ella, tu solo privilegio."


25 de septiembre. Y el recuerdo de la amiga que se fue porque quiso. No voy a sumar palabras cuando las de ella lo dicen todo.

"La luz mala se ha avecinado y nada es cierto. Y si pienso en todo lo que leí acerca del espíritu... Cerré los ojos, vi cuerpos luminosos que giraban en la niebla, en el lugar de las ambiguas vecindades. No temas, nada te sobrevendrá, ya no hay violadores de tumbas. El silencio, el silencio siempre, las monedas de oro del sueño."


"¿A qué hora empezó la desgracia? No quiero saber. No quiero más que un silencio para mí y las que fui, un silencio como la pequeña choza que encuentran en el bosque los niños perdidos."

"El sueño demasiado tarde, los caballos blancos demasiado tarde, el haberme ido con una melodía demasiado tarde. La melodía pulsaba mi corazón y yo lloré la pérdida de mi único bien, alguien me vio llorando en el sueño y yo expliqué (dentro de lo posible), palabras buenas y seguras (dentro de lo posible). Me adueñé de mi persona, la arranqué del hermoso delirio, la anonadé a fin de serenar el terror que alguien tenía a que me muriera en su casa."
 
                      Extracción de la piedra de la locura.
 
 
La extrañeza de no conocer el sonido de una voz que es compañera, una voz conocida, leída, susurrada, pero nunca fuera de uno. Un texto ajeno en la voz de Alejandra suena como uno de ella leído "con los ojos". Algunas personas hacen magia...
 
 

1 comentario:

Juan Pablo Cozzi dijo...

Interesante observación la de la voz poética. Uno habla incansablemente de ella, pero no está hablando del sonido de esa voz sino de un concepto abstracto y bastante academicista.
Bien por esa búsqueda, la voz real del poeta, la sonora, la que no quedó después del polvo y el humo.
Saludos!

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