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martes, 25 de mayo de 2010

20 años de Disintegration




Generalmente uno no suele darle mucha bola a los manuales de instrucciones, salvo que sean los de algún aparato muuuy complicado o por alguna consulta puntual. Pero algunas cosas deberían venir con un manual, por ejemplo, Disintegration de The Cure. En la primera hoja ya debería advertir, como los discos que traen la etiqueta de explicit content, que se trata de un disco de ida, una vez escuchado no hay retorno..y hay grandes posibilidades de que se convierta en un disco de cabecera, de esos compañeros de siempre.


En esa advertencia incluiría también algunas palabras sobre su peligrosidad. Disintegration es la oscuridad, la neblina, la tormenta en su forma más pura o lírica, es una puerta a ese pozo sin fondo que muchos tenemos dentro y nos esforzamos por mantener cerrado, porque de otra manera la resistencia ante la vida sería imposble, porque todo lo que no es la rutina, las cosas prácticas siempre atrapan más. Es un disco para esos que buscan algo más allá de la vida porque saben que no es posible que ésta que conocemos sea la única forma de existencia posible.

Y cómo no caer en esa espiral. Pero no duele. Es una caída como entre algodones, en la que los momentos más tristes se viven con una dulzura incontenible y el alma se ensancha para darle lugar a todo eso que vibra: esas puñaladas del bajo certero, que no podría llevar una melodía de una manera más asesina porque no existe, sumado a las guitarras que suenan como cascadas en sus momentos más tranquilos o como maremoto cuando tienen más poder.

Tal vez no sea de lo más accesible, por algo en su momento tuvo mucha resistencia por parte de la discográfica. Era algo así como un "suicidio comercial". The Cure había logrado cierto status como banda de proyección internacional. Habían llegado a tocar en estadios en Europa y Estados Unidos y habían metido varios singles en los charts. No era el momento más adecuado para lanzarse con un disco así. Este octavo disco de estudio era el primero que grababan directamente en formato cd, por eso pudieron darse el lujo de darle una extensión de obra épica, 72 minutos de temas que llegan a durar hasta 8 minutos. Robert lo considera una vuelta al estilo de Pornography, siendo éste la segunda parte de una trilogía no establecida (Pornography (1982), Disintegration (1989), Bloodflowers (2000)) pero siempre tenida en cuenta por ser álbumes fundamentales en la discografía Curera.

Se cumplen 20 años del lanzamiento de Disintegration y se celebran con una edición deluxe aniversario que trae el disco remasterizado más dos discos extra de vivos y rarities. También se creó un sitio oficial thecuredisintegration.com en el que se pueden escuchar dos compilados: uno de demos y versiones y otro es The Cure Live en el Dallas Starplex el 15 de septiembre de 1989.

Disintegration es un disco de doble filo. Es como un viaje hacia lo más profundo del alma y una explosión que se da en el centro, para retomar y sacar todo lo que uno lleva y quedar limpio. Un disco asesino, de días de lluvia, introspectivo, que se volvió un clásico.
Robert Smith todavía guarda la carta que le mandaron de la discográfica en la que desaconsejaban el lanzamiento de un disco así.

miércoles, 19 de mayo de 2010

30 años sin Ian





Es difícil entender cómo hoy recordamos a una persona que sólo vivió 24 años y murió hace 30, de alguna manera no dan los números, pareciera que no cierra.

Ian Curtis era una de esas personas como estrellas fugaces: llegan, pasan, explotan dando todo lo que tienen y se van dejando una estela, una magia en el aire que cubre a todos y hacen que el tiempo quede suspendido.

Veinticuatro años, para una vida, es muy poco tiempo. Sin embargo, Ian fue capaz de inventar su propio universo, aunque el mundo exterior le repitiera todo el tiempo que él no podía y que no podría nunca. Una lucha abandonada y retomada contra el avance de la epilepsia, el contexto de una Inglaterra gris y deprimente sin ningún tipo de expectativa para la gente joven en pleno auge de la idea de "No Future", y esa tristeza arraigada o poco talento para la vida de todos los días se combinaron, lo hicieron y deshicieron.
Todo eso lo hizo ser Ian: un heredero de los poetas malditos, un observador de lo interior como lo único importante, una voz salida de las sombras.

Debe ser por eso que Joy Division tiene una fuerza desgarradora, un aire de opresión o tristeza. A veces tildados de "inclasificables", "desparramados" o como los describe el crítico Simon Reynolds "el bajo de Peter Hook llevaba la melodía, la guitarra de Bernard Sumner rellenaba los huecos del sonido a base de densos riffs y la batería de Stephen Morris parecía rodear el borde de un cráter". Sí, puede ser algo así.


Pero hoy se cumplen 30 años de su muerte, y se lo recuerda.

La película Control, de 2007, relata su vida basada en el libro de su ex Deborah, Touching from a Distance. También se puede ver un poco de la historia de la banda en 24 Hour Party People (2002), y una de las escenas más perturbadoras en las que el suicidio nos golpea de un cachetazo y vemos que no se pudo, que a veces hay personas a las que no se puede ayudar, que no quieren ser salvadas, o que ven su salvación en dejar de existir.

Quiero compratir este "recuerdo" con todos los que alguna vez hayan sentido que Ian les cantaba su vida, que él sí tenía las palabras para describir eso que se siente pero no se logra entender del todo. Sé que somos varios -entre ellos se cuentan muchos amigos de esta humilde redacción- los que esperamos alguna vez visitar su tumba, dejarle flores y decirle gracias.


"Cuando la rutina aprieta,
y las ambiciones están por los suelos,
y el resentimiento cabalga fuerte,
las emociones no crecen.
Y al cambiar nuestros caminos,
tomando carreteras diferentes.
El amor, el amor nos destrozará otra vez."







                                           Joy Division - Love Will Tear Us Apart

jueves, 13 de mayo de 2010

Me contaron... Parte 2

De alguna manera empezó mal, lo que para mí, equivale a que va a terminar de la misma forma. En todo caso no, el problema era que sabía que era yo la que iba a terminar mal con todo esto que empezaba a formarse en el aire, o que yo estaba formando con vos.

Lo supe cuando llegue arrastrándome hasta tu puerta, como cuando uno vuelve a algún lugar de la infancia y se ve distinto pero se siente igual, intacto por la fuerza del recuerdo. Entonces, volver a tu casa fue algo familiar, algo que ya era mío y que sentí que me habían arrebatado de manera injusta, indignante.

Llegué arrastrándome, convertida toda en un grito de ayuda y “con el corazón bien jodido” como decía una canción…


Esto no sirve para nada. No se qué espero si nunca llego a decir nada parecido a la verdad. Volcarme sobre un papel es una alternativa, pero lo que en realidad querría es volcarme sobre vos, vaciarme, y que estés ahí para atajarme, aguantarme. No digo que las opciones sean el papel o vos…(el papel estuvo siempre..y vos siempre te fuiste) pero me ayuda a escupirte todo lo que me gustaría sin sentir culpa y guardar los abrazos para la hora de verte. Esto es lo que pasa del otro lado (el que más me importa), todo lo que pasa y no se ve…y me cansa..y te grito..y te impongo mi presencia.



viernes, 7 de mayo de 2010

Contra el mal..las Chicas Superpoderosas! 2

La semana pasada salió en Estados Unidos una nueva traducción de El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir. Según lo comentado en una nota en un blog del NY Times a propósito del lanzamiento, la versión anterior tenía más de 50 años y era una traducción que hacía la lectura muy pesada, tosca.

Junto con la información acerca del libro aparecía algo así como un debate en el que se planteaba a Simone de Beauvoir como ícono de la moda. Su estilo personal, que se basaba en usar ropa cómoda sin importar los dictados sociales en cuanto al look de la mujer y la forma original de arreglarse el pelo en una trenza sobre la cabeza se mencionan en la nota y la hacen merecedora (?) de ese lugar de Fashion Icon.

Una lástima. Habiendo tanto para decir de Simone y de su trabajo: una mujer revolucionaria para su época que dejó una obra extensísima, ya sea novelas y trabajos de investigación, resulta triste que se hable de ella siempre sobre su relación con Sartre y ahora sobre su manera de vestir.
Si bien puede ser interesante analizar la moda como indicador social, en el caso de Simone es obvio que su elección de vestimenta está íntimamente relacionada con su posición con respecto al lugar de la mujer en la sociedad. Ella elige rechazar ese lugar de objeto decorativo, en su vida y en su obra, y es coherente que elija vestirse de una manera en la que privilegie la comodidad a la decoración, ya sea descartando el maquillaje y los peinados complicados y usando pantalones.

El problema es que la nota queda ahí. Ni siquiera una descripción breve del libro que se acaba de lanzar. El Segundo Sexo es una obra fundamental del siglo XX, un tratado sobre la mujer que sigue tan vigente como en el momento en que fue escrito, lamentablemente.