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sábado, 24 de julio de 2010

Me contaron... Parte 3








-No, no quiero estar así.

 -No digas “así”, como si hubiera otra forma. No me des lugar a dudas.

 -No, no quiero estar.



Porque siempre es tu lado el que más importa. Yo quedo dando vueltas ante una barrera baja que amagas con subir pero no pasa nada.

Sí, debe ser que pedís sin dar y creo que yo también hago algo parecido. La diferencia es que vos gritas y yo me callo. Debe ser que ahí está el problema porque nadie habla y nadie escucha y no queda nada por hacer.

A veces las cosas no tienen significados ocultos ni son más de lo que son, como a vos te gusta creer, pero nunca te conformas con la versión simple. Vivir corriendo límites puede ser una actitud noble pero agota y quedas sin armas para afrontar cualquier otra cosa.

Ahora me doy cuenta que la culpa es compartida porque cuando te leo me encuentro en tus frases como un personaje horrible, y cuando hablo de mí me olvido y hablo también de vos.

¿Será que no decir es una forma de mentira? Puede ser que tengas razón.



Vos querés todo. Yo también.
Sí. Todo…y algo más.



jueves, 15 de julio de 2010

Una noche cualquiera

Esta es una noche que no tiene nada de especial.


Tal vez tenga algún tipo de carga intensa porque se trata de un momento de (nueva) paz, en mi (nueva) casa y siento que estoy estrenando una (nueva) etapa en mi vida.

Estoy sentada en la cama, tomando mate y fumando mil cigarrillos. El televisor está prendido, tal vez, en modo acompañante.

De nuevo, una noche como tantas otras que pasaron, y como algunas que supongo, vendrán.

Sin embargo, hay algo.

Escucho voces que se gritan, se funden. Algunas las rechazo con todo lo que soy, son como golpes de puño cerrado en la panza. Me duele y me enojan, pero decido ignorarlas. Otras son desconocidas pero se sienten amigas, como desde mi propio lugar. Siento que aunque no conozca a los dueños de esas voces de algún modo comparten conmigo una visión del mundo.

Me quedo mirando, pensando y casi conspirando para que todo resulte bien, esperando que algo suceda. Algo que convierta a este mundo en uno más parecido al que me gustaría habitar. Espero y escucho y hago fuerza, casi casi como en un partido del mundial...con todas las ganas de llegar a un resultado feliz.

Es una noche que no tiene nada de especial. Pero espero que en breve eso cambie.

Sentada en la cama con el control en la mano, espero.

Me acuerdo cuando los grandes de mi familia me contaban que antes no existía el divorcio y yo miraba con ojos bien abiertos, sin entender, pensando que era una locura o algo remoto.

Ese recuerdo me hace sonreir y tener esperanzas. Se puede cambiar las cosas que es necesario cambiar.

Sigo sonriendo y con esperanzas y pienso en un día en el que sea yo una de las “grandes” de la familia que les cuente a los más chicos que antes una mujer y otra mujer o un hombre y otro hombre no podían casarse, y me miren con cara desencajada o piensen que es algo ridículo.

Y así esta noche pasa a ser un momento para siempre, me doy cuenta que no la voy a olvidar.

Voy a poder contarles que fui testigo, que estuve de acuerdo y que me hizo feliz saber que de a poco se van conquistando derechos. Que muy de a poco vamos llevando las cosas hacia donde tienen que ir.

Hoy es para siempre y para todos, y eso no se olvida.

domingo, 11 de julio de 2010

Nosotras, Las Pavotas



Quizás alguna vez nos hayan visto, o cruzado por la calle o algún lugar.
Nosotras somos las que no vivimos, sino que peleamos con la vida.
Somos las que convivimos con el miedo
que se muestra en el estomago vuelto piedra
Y el temblor en todo el cuerpo.

Somos las que todavía sabemos dar una mano o una sonrisa.
Somos las que amamos con todo
Las que lloramos con todo
Las que gritamos con todo
Las que puteamos con todo

Somos siempre recordadas con cariño,
pero no lo suficiente para ser presente.

Somos las que aguantamos hasta decir basta. Y ese basta es definitivo.

Somos las que llegamos, pero sufriendo.
Somos las que tenemos que luchar para conquistar sueños.

Somos todo eso, y seguimos siendo.