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domingo, 1 de agosto de 2010

Una nota...



Es quedarme sin palabras ante lo inevitable.

Y no, ésta vez no es el paso del tiempo.

El ir y venir de un serrucho que corta intersecciones:
las zonas más débiles.

Y miro. Y veo. Pero no puedo hacer nada.

La primera persona
es sólo eso.
No significa que en todo lo que haga esté yo.

Soy la que duerme la siesta
cuando se queda sin manos,
sin brazos,
sin piernas,
sin ojos.

Pero moriría
si me arrancaran los labios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas veces quedarse sin palabras es sentirse muerto por dentro, de ahí que muchos puedan sentirse identificados con la última parte. Suena intenso y bastante emocional este escrito, me gusto.

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