El bar de la esquina. Una canción. Como en casi todos los momentos recordables. No se por qué, pero siento que podría hacer una banda de sonido de escenas concretas. No porque escuche un tema que hable de algo “que me haga acordar a”, sino porque el universo hizo que en ese momento y lugar sonara una música específica, que luego se me impregnaría (como tantas) y formaría parte de esta historia que –como sea- me obligo a seguir escribiendo.
Esta vez estoy segura, pero no la recuerdo. Me perdí tanto en esconderme -siempre el miedo a lo que decías- que no pude captar nada que viniera del mundo. Sí, me encerré como un caracol, porque era eso o llorar -y llorar ya no quiero.
Me lo dijiste.Y supe que era verdad.
Pero hubiera querido que esas palabras fueran mías y ser de hielo, como para no volver sobre lo dicho.
Imposible.
Y en realidad nadie se va a ningún lado, es más una metáfora o un invento.
Pero yo me voy lejos siempre que puedo y después cuando me curo pienso que es hora de volver.
No, la próxima voy a estar más despierta y la vuelta sólo será una visita.
En tus ojos sólo serpientes heladas que sacan la lengua. Se olvidan, devoran a quien les dio de comer.
Cruel, injusto. Envuelto para regalo en tu fantasía de fiesta, pero todos los días no son de cumpleaños…¿Y dónde perdiste todo lo que tenías? Porque ya no lo tenés y sin eso, no tenés nada.
No creo que sea mi culpa.
A veces me pierdo mirando atrás.
Mumford & Sons - I Gave You All
No hay comentarios:
Publicar un comentario