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miércoles, 19 de mayo de 2010

30 años sin Ian





Es difícil entender cómo hoy recordamos a una persona que sólo vivió 24 años y murió hace 30, de alguna manera no dan los números, pareciera que no cierra.

Ian Curtis era una de esas personas como estrellas fugaces: llegan, pasan, explotan dando todo lo que tienen y se van dejando una estela, una magia en el aire que cubre a todos y hacen que el tiempo quede suspendido.

Veinticuatro años, para una vida, es muy poco tiempo. Sin embargo, Ian fue capaz de inventar su propio universo, aunque el mundo exterior le repitiera todo el tiempo que él no podía y que no podría nunca. Una lucha abandonada y retomada contra el avance de la epilepsia, el contexto de una Inglaterra gris y deprimente sin ningún tipo de expectativa para la gente joven en pleno auge de la idea de "No Future", y esa tristeza arraigada o poco talento para la vida de todos los días se combinaron, lo hicieron y deshicieron.
Todo eso lo hizo ser Ian: un heredero de los poetas malditos, un observador de lo interior como lo único importante, una voz salida de las sombras.

Debe ser por eso que Joy Division tiene una fuerza desgarradora, un aire de opresión o tristeza. A veces tildados de "inclasificables", "desparramados" o como los describe el crítico Simon Reynolds "el bajo de Peter Hook llevaba la melodía, la guitarra de Bernard Sumner rellenaba los huecos del sonido a base de densos riffs y la batería de Stephen Morris parecía rodear el borde de un cráter". Sí, puede ser algo así.


Pero hoy se cumplen 30 años de su muerte, y se lo recuerda.

La película Control, de 2007, relata su vida basada en el libro de su ex Deborah, Touching from a Distance. También se puede ver un poco de la historia de la banda en 24 Hour Party People (2002), y una de las escenas más perturbadoras en las que el suicidio nos golpea de un cachetazo y vemos que no se pudo, que a veces hay personas a las que no se puede ayudar, que no quieren ser salvadas, o que ven su salvación en dejar de existir.

Quiero compratir este "recuerdo" con todos los que alguna vez hayan sentido que Ian les cantaba su vida, que él sí tenía las palabras para describir eso que se siente pero no se logra entender del todo. Sé que somos varios -entre ellos se cuentan muchos amigos de esta humilde redacción- los que esperamos alguna vez visitar su tumba, dejarle flores y decirle gracias.


"Cuando la rutina aprieta,
y las ambiciones están por los suelos,
y el resentimiento cabalga fuerte,
las emociones no crecen.
Y al cambiar nuestros caminos,
tomando carreteras diferentes.
El amor, el amor nos destrozará otra vez."







                                           Joy Division - Love Will Tear Us Apart

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se me puso la piel de gallina al leer este recuerdo, y hasta se me hizo un nudo en la garganta al ver la foto de su tumba y pensar en como sería poder agradecerle aunque sea minímamente todo lo que dejo esta persona...muy bueno este pequeño homenaje, y cualquiera que en algún momento se dejó atrapar por la mùsica y las letras de Ian, se van a emocionar al leerlo. Pusiste en palabras justas lo que muchos (o al menos yo, y seguro muchisimos más) sentimos. Te felicito!

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