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martes, 21 de julio de 2009

Demasiado Lunes

Las siete de la mañana de un lunes es muy temprano, más que temprano.
Por ahí lo terrible es la combinación de la hora y el día.

En la parada del colectivo -de cualquiera- que podría ser el 6, el 26 o el 50, esperaba, casi dormida, al que llegara primero para dejarla en el lugar donde trabajaba.

La calle húmeda por la tormenta de la noche anterior todavía parecía un desierto, y salvo por ella y un hombre que también esperaba, no había nadie más alrededor.

Veía que los minutos iban aumentando, y en la misma proporción, la paciencia disminuía. No estaba de humor para una llegada tarde por dos motivos: no quería empezar la semana así y no tenía ganas de escuchar reproches, o lo que es peor, que ese reproche no llegara nunca y sólo ser condenada por miradas, como era la costumbre.

El camión de la basura apareció de pronto y se estacionó al lado de ellos. En menos de un segundo el aire se pudrió y pareció que toda la vida se extinguía.

Esa atmósfera de peste cubrió todo. No tuvieron más remedio que buscar otro refugio hasta que el colectivo llegara.

Unos hombres bajaron del camión y entraron a un restaurante de la avenida que en otro momento del día parece un lugar vivo pero ahora acompañaba lo siniestro de la hora cuando el día está por empezar.

Después de algunos minutos, los hombres salieron cargando bolsas casi tan grandes como ellos. La basura que cargaban sobre sus espaldas daba la impresión de un peso muerto. Y así los vieron cargando lo que parecía un cadáver o una cruz.

El olor todavía hacía el aire irrespirable. Los dos hacían esfuerzos por contener la respiración y admiraban a los hombres. Ellos parecían vivos y ni siquiera afectados entre tanta podredumbre.

Abrió los ojos y vio que el colectivo se acercaba. Hizo señas para no perderlo y ella y su compañero de espera subieron.

De algún modo, sin que ellos lo notaran, el camión, los hombres y la peste desaparecieron.


Había empezado el día.




Para todos los afectados por los lunes y para todos los trabajadores de la basura.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Me siento una privilegiada pudiendo despertar 2 horas más tarde.

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