Los viejos de la mesa de al lado se entusiasmaron...lo peor que podía pasar.
La cerveza que nos regalaban escondía el precio -demasiado alto- de tener que soportarlos con sus chistes ridículos y técnicas de levante oxidadas.
La palabra "macanudo" a la orden del día y mis ojos que se abrían buscando un auxilio que nunca llegó.
La borrachera se curó con un mantecol y unos labios gruesos, densos, al mejor estilo duraznos en almíbar.
Me hicieron feliz durante un rato. Lástima que no fueran los tuyos.Y yo que esperaba mi luna llena sobre París...
2 comentarios:
Parguisssss
me gusta leer blogs argentinos me traen recuerdos
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