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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Final (o no...)


-¿Tu historia ya está terminada?
(Ojos de perro apaleado, latidos que se aceleran...)
-Sí.


En medio del caos post-revolución espacio-temporal, lo dijo.

Había esperado el momento justo para descargar ese vagón de pocas palabras -pesadas- que había intentado -sin éxito- ignorar y esconder.
Y no fue taaan trágico pero sentí como si lo fuera. ¿Cómo es que una pregunta simple conduce a una confusión tan enorme? Un limbo de futuros y pasados que se entrelazan y se muerden unos a otros. La supervivencia del más fuerte.

La respuesta también era simple porque una verdad es una verdad, por más que uno no quiera que se sepa.

No sé muy bien qué pensaba él, mientras tanto, yo retroalimentaba mi propio patetismo y deseaba con todo poder recuperar la capacidad de amar que se me había ido por el inodoro.

Y en verdad esto es lo que yo quería o una versión parecida a eso. Buscaba una señal (siempre, algo) que marcara la hora, un viento que se llevara lo que no está firme en la tierra y no tener más palabras, más recuerdos ni delirios o porqués.

Después dicen que no hay nada. (NADIE NADA NUNCA)

Logro vomitar una respuesta.


Se apagan las luces. Se cierra el telón.


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